El gran gesto de Salva

Hemos juzgado mucho a este jugador a lo largo del verano; Se le ha criticado por no haber querido jugar en el Betis, se le ha cambiado de equipo... pero todo es mentira.  Podríamos sacar la conclusión de que la directiva ha jugado con él como con un muñeco de trapo.

Salva, decisivo en el día de ayer.

Él nunca se quiso ir del Betis, nunca. Al contrario, Pepe Mel, le recomendó que se buscase equipo porque  ya no contaban con él y, cuando Salva encontró equipo, y prácticamente lo tenía hecho, Pepe Mel se echó atrás y le dijo que se quedara. 

¿Por qué sería? 

Salva es un jugador desatascador del medio campo y con una gran visión de juego. Pero la competencia en el equipo es sana y si quiere jugar junto a Beñat (pues es insustituible) se lo tendrá que currar y dejarse la piel en cada entrenamiento (que no quepa duda de que lo hace).

Al margen de todo esto, ayer en el amistoso contra el Coria C.F jugó de titular y al parecer dejó buenas sensaciones, aparte de marcar el gol decisivo de un Betis pésimo.

Alfonso, la persona que me inició en el mundo bético.

Y ayer, este jugador cumplió el sueño de una persona que le tiene un cariño especial, se trata de este modesto servidor, que desde enero le lleva dedicando este pequeño blog.

Quiero haceros llegar el grandísimo gesto que tuvo Salva Sevilla ayer conmigo y todo esto fue en gran parte gracias a Alfonso Cordero (la persona que me hizo bético). 

En Pucela, donde comenzó mi sueño

Alfonso, que antaño fue presidente del Coria C.F y ayer tuvo la gran oportunidad de volver al estadio Guadalquivir para presenciar un partido desde el palco,  y que aprovechó su estatus privilegiado para visitar el vestuario del Real Betis antes del partido: Fue ahí donde tuvo la oportunidad de acercarse a Salva y  hablarle de mí.  Salva, me dice Alfonso, supo a quien se refería inmediatamente, reconociéndome como "un grandísimo bético" . Para culminar esta conversación mi amigo, responsables de mis inicios en el beticismo,  le dijo la ilusión que me haría si le diera su camiseta al final del partido,  que después Alfonso me haría llegar a Majadahonda (Madrid) donde yo vivo.

El partido se jugó, y recibí la mejor y más emocionante llamada de mi vida bética, cuando mi amigo me dijo que ya tenía la camiseta en la mano, que Salva Sevilla se la había para mí.

Así pues, el jugador almeriense hizo realidad mi sueño, y certificó una cosa que ya sabía: la gran persona que es.

No sé si me leerá, pero desde aquí quiero agradecerle su gesto y decirle que siempre lo recordaré como un momento mágico en mi vida.

Por un sueño que empezó allá por el 20 de febrero de 2011 y que continúa...

Gracias Salva, un madrileño que te aprecia mucho